lunes, 22 de marzo de 2021

Tobi

Hábitat:  
               El lugar al que pertenecemos.

 Los humanos no sabemos donde queda eso, para la naturaleza es simple aunque seas una especie más o menos domesticada. Si tenés suerte el día que lo encontrás te sentís como pez en el agua, como el caimán del cuento de Poissant, seguro en el lodo oscuro y verde. 
¿Cómo habita el personaje la idea de la entrega y el narcisismo? 
¿En qué lugar el miedo lo paraliza?
¿Qué quiere el personaje?
¿Qué lo lleva adelante?

No recuerdo cuando nací, pero creo que supe cuando me desnacieron, que no es lo mismo que morir pero tampoco es vivir y podes hacer un montón de cosas como ir a la escuela, aprender a ahorrar en un chanchito el vuelto de los mandados y pelear con tus hermanos. 
La vida en la casa de la abuela era perfecta, había muchas cosas que no se conseguían fácilmente por ahí.  Cada vez que la íbamos a visitar aparecía Tobi, Yo lo abrazaba como si fuera mi almohadita con bolsillo que me había cosido mamá. Tenia el pelo ralito y áspero. Su hocico era marrón clarito y eso me gustaba. ¡ Qué tentación sacarle las garrapatas! La abuela me explicó que había que sacarlas enteras si no quedaban adentro. Mamá, como siempre, tenia miedo de que me muerda, en cambio yo, nunca sentí miedo. Él se entregaba, se echaba manso y sentía el deber de sacarle la peste. Tenia los deditos chicos y era hábil. Lo que más me gustaba era aplastarlas, antes me quedaba mirando en detalle como movian las patitas, después como corría el hilo de sangre ¿Cómo entraba todo eso ahí? ¡Eso era de Tobi! Pudo haberse llamado Federico, eran las dos opciones para los perros de las abuela.

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